Grifos monomando que ahorran agua
Ya hace
algunos años que nos habituamos a esta clase de grifos en baños y cocinas. Más
sencillos de manejar y dotados de un mayor atractivo estético, los grifos
monomando han logrado imponerse en nuestro día a día, gracias también a las
ventajas que suponen en cuanto al mantenimiento y al mayor ahorro que permiten.
A diferencia de los grifos que
están compuestos por dos manivelas, los monomando son aquellos que permiten
regular tanto el caudal como la temperatura con un solo movimiento. De esa
manera se logra un consumo más racional del agua, ya que, por un
lado, dedicamos menos tiempo para obtener el agua caliente en el nivel que
precisemos y, por otro, resulta más fácil y rápido tanto abrirlo como cerrarlo;
éste último es un pequeño detalle que a largo plazo supone un gran ahorro, ya
que corrige la costumbre de dejar el grifo constantemente abierto cuando
estamos fregando los platos o lavándonos los dientes, por citar dos ejemplos
comunes.
Otra razón por la que los grifos monomando traen consigo un mayor ahorro de agua está en que prácticamente nunca gotean. Los sistemas tradicionales regulaban el caudal por medio de una pieza que generalmente era de goma; pieza que, debido a la presión y a la humedad a la que están sometidos, al poco tiempo se desgastaba, dando lugar a interminables goteos que, a largo plazo, suponían un importante derroche. Los grifos monomando, sin embargo, están compuestos de varias piezas de material cerámico, que los hace mucho más resistentes y duraderos.
Versiones de monomando
mejoradas
Pero el funcionamiento de los
grifos monomando, siendo mejor que el de los grifos tradicionales, también ha
ido presentando algunos defectos, que los diseños más recientes han logrado
corregir. Son estas nuevas versiones las que sí potencian el ahorro tanto de
agua como de energía en el uso de los grifos domésticos.
De manera instintiva, solemos
levantar la palanca del grifo por el centro, provocando la salida de agua
caliente cuando, realmente, puede que ni siquiera la necesitemos; sí además
realizamos este gesto durante un corto periodo de tiempo, puede que no nos
percatemos de que estamos gastando energía en calentar las cañerías, ya que lo
más probable es que no llegue a salir por la boca del grifo. Por ese motivo,
algunos grifos ya están diseñados de tal forma que para obtener agua caliente
debemos girarlos deliberadamente hacia la izquierda.
Otro defecto común en la
utilización de los grifos monomando está en que resulta difícil ajustar el
caudal, de manera que al presionar hacia arriba el mecanismo presenta poca resistencia
y haciendo que lo abramos hasta el tope; este simple gesto provoca una mayor
salida del agua de la que realmente necesitamos. Para evitarlo han surgido
modelos que, al contar con un mecanismo de apertura en dos fases, nos permiten
ajustar mejor el caudal a nuestras necesidades; éstos cuentan con un tope en
una posición intermedia que proporciona una cantidad suficiente para los usos
habituales, en torno a los 7 litros por minuto. Pero si necesitamos más
cantidad, entonces basta con volver a presionar para situarlo en un segundo
tope máximo.
Por último, otra mejora —aunque
esta vez específica para la ducha— la hayamos en la grifería termostática, que
puede suponer un ahorro de entre el 7% y el 17% respecto a los primeros
sistemas monomando, tanto del agua como del consumo energético necesario para
calentarla. Hay varios modelos, desde los que cuentan con dos mandos, uno para
regular el caudal y otro para la temperatura, hasta los que disponen de unos
filtros llamados ShowerStart. Éstos últimos cuentan con un sensor que impide
derrochar agua caliente. De esa forma cuando abrimos el grifo antes de entrar
en la ducha y esperamos fuera unos segundos a que salga caliente, el filtro
interrumpe este flujo en el momento en el que llega a los 35ºC, para que no se
desaproveche. Luego bastará con abrir la válvula del filtro cuando vayamos a
ducha
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